domingo, 26 de julio de 2009

Bajando la guardia


A los que son un poco obsesivos como yo, nos viene bien aprender a ver con más soltura la realidad. Nos viene bien ver que no todo puede estar acomodado en los estantes, que a veces las cosas no tienen que ocupar un lugar determinado, que no todo tiene que salir perfecto, que la vida es desorden y caos contínuo. Nos viene bien aprender a disfrutar del tiempo libre, de la falta de rutinas y horarios.
También nos es altamente conveniente saber que no importan tanto los resultados ni los objetivos, que en definitiva lo más importante es el proceso, el camino; también nos beneficia conocer que existen otras formas de motivación además de la responsabilidad, el esfuerzo y la obligación.

No digo que sea un aprendizaje fácil, solo estoy diciendo que a los obsesivos como yo nos viene bien bajar un poco la guardia y dejar que el viento nos despeine!!!

4 comentarios:

Silvio dijo...

Gaby

Andar con la guardia baja descontractúra, por lo tanto relaja, suaviza los momentos.
Te diría más, parafraseando a Roberto Arlt, a veces es ventajoso recibir un trompazo directo en la mandíbula, nos enriquece, nos hace madurar e incorporar experiencias.
Por otro lado lograr los objetivos y resultados es lo secundario, la consecuencia, ya que coincido que el trayecto, la senda "el camino" es el núcleo de la vida.

Cariños

Gabriela Puglia dijo...

Silvio, igual uno puede bajar la guardia, aflojarse, pero estar atentos, y cuando vemos que nos viene la trompada "esquivarla", no?
Tampoco es cuestión de sufrir al pepe!!!
besos,
g

Silvio dijo...

Gaby.
Es que "un cross directo a la mandíbula" a veces no es al pepe.
Ocurre que hay autores, músicos, artistas, creadores, amigos que si no irrumpen vehementemente en tu vida, no te sorprenden con algo impulsivo, nunca le daríamos bola, nos los perderíamos, pasaríamos de largo.

Besitos, cariños.

Gabriela Puglia dijo...

Es cierto Silvio!!! de un cross en la mandíbula nunca te olvidas!! y muy probablemente tu vida no sea la misma después de recibirlo, pero convengamos que también son muy enriquecedoras esas sorpresas que pueden acariciarte el corazón.
Besos,
G