jueves, 24 de julio de 2008

Cuando conozca tu alma, pintaré tus ojos

Ayer vi la peli: Modigiliani. Me encantó, no sólo por su protagonista (Andy García) sino por la historia biográfica en sí. No sabía nada de la vida y obra de este pintor y realmente capturó mi atención.


Su vida fue breve, de tan sólo 36 años (1884-1920). Tormentosa, marcada por la pobreza y la enfermedad. su caracter rebelde y bohemio lo empujaba a vivir al margen de las convenciones.
Nació en una familia judío-italiana de clase media de Toscana.
Amedeo empezó a plasmar su arte a los 13 años, luego de una secuela de una grave enfermedad pulmonar que sufrió de chico.
En 1906 se instala en el barrio parisino de Montmartre y se inscribe en la Academia Calarossi. Allí conoce a Cesanne y descubre el arte africano.
Entre sus obras se destacan los desnudos femeninos que escandalizaron su época, como así tambíen los retratos.
Su mujer fue Jeanne Hebuterme, plasmada en muchos retratos...tuvieron una hija juntos...Ella fue su amante incondicional...a tal punto que se suicidó, a los dos dias de su muerte, estando embarazada de casi 9 meses.
Picasso, gran competidor contemporáneo dijo: "A pesar de sus costumbres desordenadas, era capaz de elevar la vida de todos los demás".

martes, 22 de julio de 2008

Dolor emocional

Me pareció interesante el tema publicado en la BBC Ciencia - 21.7.2008 13:58
El dolor emocional realmente duele. Las nuevas investigaciones revelan que el cerebro procesa de la misma forma el dolor emocional y el dolor físico.
Gracias a la nueva tecnología, los científicos están confirmando que el sufrimiento emocional realmente puede doler físicamente.
Las nuevas investigaciones cerebrales revelan que la misma parte del cerebro que procesa el dolor físico también se encarga de procesar el dolor emocional.
Y esto explica, afirman los expertos, que de la misma forma como una lesión física puede causar dolor crónico, mucha gente nunca se recupera de una herida emocional.
El dolor emocional, sabemos, puede adquirir muchas formas. Puede ser el rompimiento de una relación, la exclusión social, o la forma más extrema que es la pérdida de un ser querido.
"La gente que ha sufrido daños emocionales a menudo traduce ese dolor en algo físico", afirma el profesor David Alexander, director del Centro de Investigación de Trauma en Aberdeen, Escocia y quien ha ayudado a sobrevivientes de desastres, incluidos en tsunami en Asia y la guerra de Irak.
"Hablan, por ejemplo, de que les explota la cabeza o de un dolor en el estómago. Es un paralelo muy fuerte", agrega.
Y sin embargo, afirma el experto, las investigaciones médicas tienden a concentrarse en el dolor físico.
Supervivencia
Un equipo de neurocientíficos de la Universidad de California Los Ángeles, (UCLA), está intentando cambiar esa tendencia centrando sus estudios en el dolor emocional.
Gracias a la nueva tecnología, dicen los investigadores, ahora es posible analizar lo que pasa en el cerebro y en el corazón.
La doctora Naomi Eisenberger ha logrado demostrar qué partes del cerebro se activan cuando sentimos dolor emocional.

La investigadora desarrolló un juego de computadora en el que deliberadamente se hace que los participantes se sientan excluidos.
Los escáneres cerebrales que se toman simultáneamente han revelado que el cerebro procesa de la misma forma el dolor que la persona siente al ser rechazada socialmente que el que siente con el dolor físico.
Este proceso se lleva a cabo en una zona cerebral llamada corteza cingular anterior.
La investigadora cree que el dolor físico y el dolor emocional están relacionados de esta forma porque las relaciones sociales son cruciales para nuestra supervivencia como especie.
Enfrentado a una situación de peligro, un hombre solo tiene menos posibilidades de sobrevivir que un grupo de humanos.
"El sistema de uniones sociales está muy vinculado al sistema de dolor físico para asegurar que el ser humano permanece conectado de cerca a los otros", afirma Naomi Eisenberger.
"Cuando se nos separa de una relación, o un grupo nos rechaza, es muy doloroso -agrega- así que intentamos evitarlo".
El dolor físico es una advertencia de nuestro organismo para no hacer algo que nos hace daño, por ejemplo, caminar con un tobillo o una pierna rota.
El dolor emocional, afirman los expertos, también puede ser una advertencia, por ejemplo, para no volvernos a acercar a cierto tipo de hombre o de mujer que nos puede herir emocionalmente.
Y de la misma forma como el dolor físico puede volverse crónico, también ocurre los mismo con el dolor emocional.
Mary Frances O'Connor, otra investigadora de UCLA lo llama "pena compleja" y ésta, dice, ocurre en aproximadamente 10% de las personas que sufren la pérdida de un ser querido.
"Estas personas experimentan mucha amargura y enojo, y sienten que su futuro no tiene sentido. Además no pueden adaptarse al dolor con el paso del tiempo, como muchas otras personas sí lo hacen", afirma O'Connor.
Corazón roto
Los científicos sospechan que estas personas que no logran adaptarse al dolor, también son las que experimentan los mayores niveles de dolor físico.
Es por eso, afirman los expertos, que sí es posible morir de un corazón roto.
"Una persona tiene mayor riesgo de morir en los seis meses después de que perdió a un ser querido" afirma el Martin Cowie profesor de cardiología del Hospital Brompton, en Londres.
"Y esta tendencia ocurre más entre los hombres", agrega.
Esto se debe a que la gente que sufre una muerte cercana tiene más probabilidad de tener un accidente o de sufrir un infarto o embolia.
Porque las hormonas que están involucradas en el estrés de la pérdida de un ser querido aumentan las posibilidades de que ocurran estos eventos, explica el experto.
Por eso, agrega, es muy importante identificar y tratar a las personas cuyo dolor emocional podría convertirse en dolor crónico y provocar una debilitante depresión o incluso la muerte.

lunes, 21 de julio de 2008

On Chesil Beach....


...fue elegido en Inglaterra el "Libro del Año", mientras que su autor fue premiado como el "Autor del Año. Una buena conjunción para Ian McEwan.

Es la historia de dos jóvenes, Florence y Edward, recién casados, ámbos vírgenes, que atraviesan su noche de bodas. Plagada de deseos para él y de miedos para ella.

Mónica Tracey reseña al libro así:
"Con una historia mínima, ha creado el fresco de una época visagra pegado al devenir de dos personajes veinteañeros, con su enorme cuidado y atención en cada paso de ese seguimiento íntimo y a su correspondencia con el afuera, paisaje y tiempo entrelazados con la historia. La escritura, si no deslumbrante, es impecable. Mesurada, se ciñe a su historia con inteligencia y conocimiento, sabiduría incluso, sin descarrilarse en erudiciones, y permitiéndose un humor efectivo y sobrio. Y es tal vez esa justeza de elementos, que no es economía de medios, lo que hace de esa novela algo grande, especial, que puede llegar a percibirse como una obra perfecta."

martes, 1 de julio de 2008

"20 de Junio"


El pasado 20 de junio mi hija menor prometió la lealtad a la bandera argentina.

Su maestra, Roxana les leyó un discurso que me emocionó mucho:
Las palabras fueron las siguientes:


"Estoy buscando héroes.
Para seguir llevándome en alto como representación de
nuestra Patria, para refrescar los ideales que nos
distinguen, para recuperar nuestra identidad, para defender
e instaurar la justicia como otra bandera más.

Estoy buscando héroes, y los busco entre ustedes, los que
hoy vienen a prometerme lealtad.
Estoy buscando héroes que no necesitan participar en
ninguna hazaña especial, que no necesitan combatir en
guerra alguna, que no necesitan armas, más allá de sus
palabras.

Héroes para esta bandera cabizbaja por el agobio, la
situación que no avanza, las marchas, los reclamos, la
tristeza, los paros, las demandas.

Héroes para la Patria que son los lugares y los sueños de la
gente.

Para no ser sólo un símbolo que nos diferencie en la lucha,
para no ser sólo un símbolo de festejo en un partido, para no
ser sólo un símbolo que abrace a las personas en una de las
tantas demandas del país.

Quiero ser un símbolo de nuevos sueños, de utopias realizables.

Quiero ser todo.

Quiero tener todo el valor que puedan resumir en mis
colores, los que ustedes también eligieron.

Quiero estar hoy, mañana y siempre reinando en esos
corazones que ahora me escuchan atentos.

Quiero representar un futuro, el de ustedes.

Y de ustedes es la responsabilidad.

De ustedes depende.

De ustedes depende que esas últimas palabras de desaliento y
dolor de quien me creó: de esas tristes palabras que fueron:
"Ay Patria Mía!", se transformen en las esperanzadoras:
"Hay una Patria mía ahí, allá, acá y en cada uno de sus nueve años.

Yo, su bandera, la de ustedes, desde ahora, estoy dentro y
fuera de esos prometedores corazones".